
Cómo es:
Morfología:
Tiene un cuerpo alargado de tono rosado con zonas de coloración más extensa. La cabeza es larga, con espinas laterales y pinzas muy desarrolladas. El nombre gallego tradicional siempre fue langostino; sólo con la introducción del congelado masivo con marca comercial langostino se desplazó la forma tradicional por la de cigala.
¿Macho o hembra?: el macho tiene una diminutas patas (apéndices) situadas entre la base de las tenazas anchas, mientras que la hembra las posee más pequeñas y muy finas. Además en la época de reproducción si existen o no huevas en su vientre, se indicará claramente el sexo de la cigala.
Alimentación:
Se alimenta al atardecer. Y principalmente de moluscos, bivalvos y peces muertos que tritura con sus dos pinzas delanteras.
Reproducción:
Se reproduce en los meses de julio a febrero y los huevos son de color azul oscuro. La reproducción de los crustáceos es sexual, aunque a veces se da el hermafroditismo.
Diferencias con especies similares:
La cigala fresca puede ser capturada por la flota en el litoral y en el Gran Sol, y, aunque menos, la cigala procedente de Portugal e Irlanda. En cambio la cigala congelada puede tener un origen muy diverso, pero su procedencia figurará en la etiqueta del envase.
Cómo se pesca:
Vive en fondos blandos, de 50 a 700 metros de profundidad, según la temperatura. Durante el día se esconde entre los accidentes del fondo marino y sale a comer al final del día. Se pesca al arrastre mezclada con otras especies y raramente con nasas. Esta es una especie de gran demanda, que alcanza valor distinto según sea del día (color intenso y muy vivo) o de la flota del Gran Sol.
Por la lentitud de su crecimiento (cinco años para madurar sexualmente) hay que ser especialmente exigente con las tallas mínimas.
Valor nutritivo:
En cuanto a los nutrientes, el principal aporte es el proteico. Su contenido en grasa es bastante bajo, mientras que el contenido en colesterol no es nada despreciable.
Entre los minerales de su composición destacan el potasio, necesario para la transmisión del impulso nervioso y para la actividad muscular normal, y el fósforo, que tiene un papel fundamental en el almacenamiento y utilización de la energía.
La cigala también aporta vitaminas como la B12 que favorece la absorción de hierro y contribuye al mantenimiento de las células nerviosas, y el ácido fólico, que interviene en la formación y maduración de glóbulos rojos y blancos.
Gastronomía:
Dando por hecho que se dispone de unas cigalas de buen tamaño éstas requieren muy poca elaboración culinaria. Si se cuecen hay que hacerlo en agua hirviendo salada durante dos minutos a contar desde que de nuevo rompa el hervor. Sacar rápidamente y poner entre hielo, para que el enfriamiento sea rápido y la carne quede consistente y firme. Se degustan directamente con o sin gotas de limón.
También hechas a la plancha y sazonadas con sal gorda. Si las cigalas tienen huevas aprovecharlas para preparar una mayonesa y se añaden a la salsa, aportando un sabor muy especial.
Si se decide añadirlas a un arroz o cazuela de mariscos, se hará en los últimos minutos para que su cocción sea la mínima.
Muchas veces hemos tenido la necesidad de cocinar unas colas de cigalas pero nos hemos encontrado con la dificultad que entraña pelarlas, ya que la cáscara de la cigala es muy dura y siempre andamos con tijeras, cuchillos y demás utensilios y destrozando las pobres colas.
La mejor forma de sacar la cola de la cigala de su cáscara es la de partir con los dedos el primer anillo, el cercano a cabeza, y a continuación tirar del extremo de la cola.
De esta manera tendremos unas colas limpias y listas para ser rebozadas o salteadas para una ensalada.